11 de agosto de 2008

Evo se queda…¿La Revolución avanza?


Los primeros datos de boca de urna dan a Evo ratificado en su cargo, con un margen de entre 62 y 65% de votos positivos. La verdad que varias reflexiones y comentarios me surgen al respecto. Me voy a limitar solo a los siguientes:

1) ¿El 60% de los votos obtenidos por Evo significa que ese mismo porcentaje de la población quiere ir hacia un sistema socialista, tal como Evo viene impulsando desde hace 2 años y medio? A mi entender, la respuesta rotunda es que No. (Reconozco que antes debería definir que significa el "socialismo" impulsado por Evo. Sería un tanto largo. Quizás alcance con decir que no sería ni Chile, ni tampoco la ex URSS. Que se entienda.)

En este sentido, recuerdo la conversación que tuve hace unos 6 meses con un artesano aymara en una Feria de La Paz. Este artesano, que por un lado apoyaba y respaldaba a Evo fuertemente, por el otro repetía muy seguro que el no quería “nada de eso comunista, socialista o ideas extrañas” (textual). El indigenista es, ante todo, indigenista. Todo aquello que no sea propio de sus tradiciones, lo ve como extraño y sujeto a rechazo. Esto, más allá de que el proyecto indigenista sea totalmente conjugable con un régimen socialista.

2) ¿Le alcanza a Evo un 60% de los votos para profundizar el proceso de cambio? En este caso, la respuesta no la puedo pronunciar tan categóricamente, pero de todos modos me inclino también por el No.

El proceso de cambio encarado por Evo en Bolivia, más allá de sus errores, imprecisiones y demoras, es radical. En nada se asemeja este régimen con el de sus antecesores. Más aun…si Evo hubiera podido introducir, durante estos últimos años, todas aquellas medidas que quiso y no pudo por la férrea oposición de distintos sectores, el cambio sería aun más ostentoso. ¿Cuenta Evo con el sustento suficiente para profundizar este cambio? ¿Es posible un cambio de este tipo sin violencia? ¿La Revolución avanza?

3) Los referéndums revocatorios son casos contados en el mundo. Muy pocos países lo tienen incorporados en sus constituciones (por ejemplo Venezuela), pero menos aun los llevan a la práctica.

Paradójicamente son las dos dictaduras y/o tiranías (¿?) de Sudamérica los dos únicos países del mundo que en los últimos años llevaron adelante estos procesos, los cuales resultan ideales para descomprimir, por la vía democrática, procesos de gran tensión política y social, evitando así salidas antiguamente utilizadas (golpes, etc). Sin perjuicio de ello, y por algún fenómeno extraño (¿?), hay que escuchar a vastos sectores hablar sobre la falta de democracia en la región.

Finalmente...La foto que ilustra este comentario es de mi autoría. Es una de las tantas pintadas que por estos tiempos se pueden ver por las calles de La Paz. Creo que refleja fielmente lo que por estos días se discute en Bolivia…si la revolución avanza, o no.

2 de agosto de 2008

El fondo de la cuestión... (una vez más)


Este sábado a la mañana, y como hace ya 122 años, la Sociedad Rural Argentina inauguró su Exposición. Esta vez no chiflaron a nadie, y no porque estén más mansos, sino porque nadie se prestó para ese circo.

Pero que no hayan silbado no quiere decir que no se hayan quejado, sino todo lo contrario…Durante poco más de 30 minutos Luciano Miguens se quejó de todo, es decir, no solo de lo que atañe al campo específicamente: Se quejó del INDEC, de la inflación, de la forma de gobernar, de la falta de diálogo, de la mala distribución de riqueza, de la falta de respeto a las instituciones, del exceso de normativa, de las trabas a las exportaciones, etc, etc. Faltaba que se quejara de la política exterior del gobierno, y estábamos completos.

Para el quejoteo Miguens no estaba solo, sino que lo acompañaban y aplaudían en el mismo palco Macri, Schiaretti, Rodríguez Saa, Lopez Murphy, De la Sota y De Narváez, entre otros.

Con toda sinceridad, por momentos pensé estar viendo un acto de la oposición y no el acto del sector agropecuario que exponía su reclamo sectorial (paradójicamente, el clamor mediático pide que la Presidenta asista a ese acto de la oposición).

Para cerrar el show, Miguens le cedió el micrófono al forro de De Angeli, quien le puso un poco de picante al evento tirándole munición pesada al Gobierno y pegando un par de gritos desaforados (aclaro que el término “forro” lo uso como sinónimo de preservativo, es decir, como alguien que usan y tiran. Eso es lo que viene haciendo el sector agro-financiero-mediático con De Angeli desde que comenzó el conflicto, y lo que hizo Miguens al cederle el micrófono para que diga lo que él no se animaba a decir).

¿Pero cuál es el fondo de todo esto? El discurso de Miguens de hoy, y los discursos del acto en el monumento de los españoles pre-Senado lo exponen claramente: es el modelo. El Gobierno, desde el 2003, y aunque a los golpes, viene impulsando un modelo industrialista, mientras que el campo, con congoja, reclama la vuelta de un modelo agroexportador. ¿O se piensan que a Miguens y compañía le importan el INDEC y las instituciones? Mientras ellos puedan hacer sus negocios tranquilos, el resto resulta intrascendente. Lamentablemente, esto no es un mero razonamiento mío, sino que la historia lo demuestra…

Y como todo tiene que ver con todo, esta semana se dio un hecho de gran importancia, aunque de poca cobertura por los medios nacionales, que solo buscan titular si Moreno se va o se queda. Luego de días de negociaciones fracasó en Ginebra la denominada “Ronda de Doha”. Mediante la misma, la Organización Mundial de Comercio, con la participación de 153 países, busca profundizar la liberalización del comercio agrícola, industrial y de servicios.

No hubo acuerdo ya que India, China, Indonesia, Argentina, Venezuela y Cuba se opusieron a la propuesta de los países desarrollados (encabezados por EEUU y la Unión Europea) para que los países no desarrollados (entre ellos nosotros) recortaran un promedio de 54% sus aranceles industriales. Ello a cambio de que EEUU bajara sus subsidios (esos que acá son mala palabra) anuales al campo hasta un tope de US$ 14.500 millones y la UE hasta 33.000 millones.

Traduciendo lo obvió, lo que se buscaba era: Profundizar la división internacional del trabajo. Que nosotros les vendamos materia prima y ellos la manufactura con valor agregado. Que les demos nuestros mercados para la importación de productos industriales. Que se profundice la dependencia de los países productores de materia prima.

Que tan solo 10 años atrás la posición Argentina ante la OMC hubiera sido totalmente opuesta no resiste la menor discusión. Y ello hubiera sido tan solo para respetar obedientemente el pedido de la cancillería norteamericana. “Es que por esos años teníamos política exterior y excelentes relaciones con el mundo” (¿?).

Mientras el cartel de fondo del predio de Palermo rezaba hoy, como desde hace 122 años, que “cultivar al suelo es servir a la patria”, hay que entender que acá no se discuten retenciones móviles o fijas, Moreno o Ituzaingo, el INDEC o Artemio, las instituciones o la república…Lo que se discute es hacia que modelo vamos. Lástima que el Gobierno no sepa comunicarlo.

Insisto con que no soy de esos que citan redundantemente a Perón, pero bueno, por algo será que siempre tiene la justa:

“La intención del imperialismo es reducirnos a un futuro país de pastores y agricultores, que nos ocupemos de aportar al mundo comida y materia prima, siendo ellos nuestros proveedores de manufacturas, mientras nosotros los que mantengamos su renta por cabeza a un nivel elevado, sin tener trabajo para nuestros propios obreros.”

“Por eso, cuando observo que hay argentinos que prefieren que sigamos siendo los proveedores de pan y de la carne para el mundo, no puedo menos que formarme un pésimo concepto de ellos. La necesidad de industrializar a nuestro país no depende por ello de lo que cada uno sea partidario, sino de las necesidades inevitables de la situación actual”.